Ya sea por la preservación del medioambiente, por dar un toque de exclusividad a las estancias o por conservar piezas con valor sentimental, la restauración de muebles ha ganado popularidad en los últimos años y ha estimulado el emprendimiento artesanal , ese que, en tiempos de consumo rápido y estandarizado, nos recuerda la importancia del trabajo hecho a mano. El auge del fenómeno ‘maker’, basado en la filosofía del ‘hágalo usted mismo’, ha estimulado que lo que empezó como un mero hobby se convierta para muchos en una salida laboral porque ven que existe en el mercado un interés creciente por esta alternativa a la compra de producto nuevo. Los objetivos de sostenibilidad de las organizaciones, la conciencia ecológica de la sociedad o el auge del interiorismo ‘vintage’ son algunos de los factores detrás del crecimiento de este tipo de proyectos empresariales que giran en torno al principio de la economía circular , que no es otro que alargar la vida de las cosas el mayor tiempo posible con el fin de reducir la generación de residuos. A pie de calle, con propuestas que suelen combinar los encargos con la impartición de talleres, los negocios especializados en este ámbito han detectado una clientela al alza. Internet, por su parte, se ha consolidado como un escaparate digital donde ganar visibilizar y acabar con las barreras físicas, mientras que desde la academia han detectado un repunte de las personas que se sienten atraídas por la artesanía e incluso se la plantean como un medio para ganarse la vida. Ana García López, directora de la Cátedra de Innovación en Artesanía, Diseño y Arte Contemporáneo de la Universidad de Granada, percibe un ‘boom en poco tiempo’ de jóvenes que se adentran en este mundo por la pulsión de tocar la materia y manejarla , como respuesta al «hastío de la hiperpresencialidad de lo exclusivamente digital». No se mueven solo por afición. «Los hay que aprenden nociones básicas de marketing digital, montan su empresa y dejan su carrera para dedicarse de un modo profesional a algún oficio cercano a las artesanías», subraya. Estas actividades enganchan por su efecto terapéutico, ya que la concentración que requieren ayuda a abstraerse de las preocupaciones del día a día, y por el orgullo que provoca saber que uno mismo ha sido el artífice del resultado final. A pesar del renacer de las artesanías y de que verticales como la restauración de muebles se han puesto de moda, la renovación de la fuerza laboral sigue siendo un desafío. Uno de los propósitos de la cátedra, creada en 2021, es precisamente propiciar el relevo generacional a través de cursos de formación en técnicas, materiales, estrategias de mercado, etc. con los que los jóvenes puedan encontrar un nicho de emprendimiento con oportunidades. «La escasez de materias primas y el abaratamiento de los costes han derivado en que los muebles que compramos hoy carezcan de la calidad que tenían los de antes, de ahí la necesidad de volver la vista atrás y recuperar aquello que ya tenemos», comenta la directora. La tradición, eso sí, no está reñida con la adopción de la tecnología y así lo demuestran proyectos como Rrrmaker (la triple ‘r’ corresponde a reutilizar, reducir y reciclar), basado en el desarrollo de una plataforma de inteligencia artificial para el diseño y la producción de piezas artesanales que contribuya a acelerar el prototipado y utilizar materiales sostenibles. La iniciativa ADA (lanzará en breve su cuarta edición), que consiste en la co-creación entre artesanos, diseñadores y artistas con la finalidad de innovar en la producción artesanal, también ejemplifica cómo los oficios centenarios pueden evolucionar, sin perder su esencia, para adaptarse a nuestros días. La puesta al día es, sin duda, una palanca de competitividad para los actores del sector. Bien lo sabe Alaska Capel, que abrió camino en España con la puesta en marcha, hace tres años, de una plataforma pionera para la compraventa de mobiliario de calidad usado, dirigida a usuarios que creen en la cultura del aprovechamiento . «La prioridad en mi vida es el planeta y, por ende, las personas que lo habitan», asegura la emprendedora, que renunció a la estabilidad de su puesto de trabajo en una multinacional para volcarse de lleno en el ‘marketplace’, bautizado como Alaska Circular . El concepto nació enfocado en los particulares, al estilo de Wallapop, pero ha evolucionado hasta convertirse en un SaaS (‘software as a service’) B2B que, en la actualidad, agrupa bajo su paraguas a 60 vendedores nacionales comprometidos con la circularidad. La publicación de las piezas ‘preloved’ siempre es gratuita, por lo que los ingresos de la startup provienen, por un lado de la comisión que se lleva cada vez que se formaliza una transacción y, por otro, de los distintos modelos de membresía que ofrece a los vendedores (la cuota anual parte de los 490 euros y llega hasta los 2.900 euros). El espacio online cuenta con una amplia gama de artículos seminuevos, descatalogados, restaurados, reacondicionados y revalorizados, susceptibles de ser adquiridos o alquilados. Asimismo, pone a disposición de su comunidad servicios como desmontaje, transporte y montaje de muebles, almacenaje, vaciado integral… para completar la experiencia. Si bien cualquier persona puede hacerse con los productos, Capel explica que los clientes recurrentes son profesionales, desde arquitectos hasta interioristas, productoras de cine y teatro, cadenas hoteleras, etc. De la fiebre por recuperar muebles antiguos son testigos Almu González y Sara Casado, que han visto cómo el proyecto que iniciaron en 2017, Khaleko , una tienda de restauración de muebles, ha pegado el estirón. En septiembre se despidieron de su pequeño local en Guernica para trasladarse a otro de 1.200m2 en Múgica (Vizcaya). En él realizan tratamientos contra los insectos xilófagos, venden mobiliario restaurado, dan clases y, en sus tres talleres, brindan una nueva vida a piezas viejas, bien desde una perspectiva conservadora, priorizando el aspecto original, o bien transformándolas para que se adapten a una estética actual o a un gusto personal. «Hoy en día o te gastas bastante dinero o el mercado no va a ofrecerte muy buena calidad, así que muchas personas prefieren las piezas únicas , con maderas nobles, que no van a encontrar en ningún lugar y que, además, confieren un carácter singular a su hogar», apunta Casado como uno de los motivos por los que los clientes acuden a la firma, que procura situarse a la vanguardia. «Nos gusta estar actualizados. Aplicamos productos utilizados históricamente para los muebles, pero también los nuevos que han ido saliendo. Bebemos de lo moderno sin salirnos de lo tradicional», ahonda. En su éxito han influido ideas rompedoras como colocar una cristalera al fondo de la tienda para que los compradores observen a los artesanos trabajar en directo en el taller. «La gente se queda embobada, es algo que gusta y llama la atención», dice. En este sentido, Ana García López, de la Universidad de Granada, defiende que «para que la gente entienda el valor de la artesanía y esté dispuesta a pagar por ella ha de conocer el proceso». Considera que en España ha costado entenderlo, mientras que nuestros vecinos italianos lo han comprendido a la perfección. Eso sí, quienes mejor lo han entendido, en su opinión, han sido los chefs de renombre, «que nos han metido en la cocina y nos han enseñado su ‘know-how’». A fomentar la restauración de muebles contribuyen negocios como el creado por Beatriz Moreno y Leopoldo Martínez en plena crisis de 2009. «El ambiente no era propicio, pero había establecimientos libres a un precio asequible y encontramos uno justo con las características que buscábamos», cuenta el emprendedor. Así echó a rodar Restáuralo , una escuela taller madrileña en la que realizan encargos a clientes e imparten clases. «Vienen sobre todo mujeres, desde veinteañeras hasta octogenarias, para socializar, pasar el tiempo y aprender las técnicas para hacer los trabajos por sí mismas, sin recurrir a un especialista», indica Moreno. Admiten nueve alumnos por turno, para así garantizar una atención personalizada, lo que ha provocado que «tengamos lista de espera». La gran obsesión de los emprendedores es aportar su grano de arena para que apreciemos ese mobiliario que pensamos que carece de valor aunque sea 100% funcional. «Todos tenemos algo de nuestros padres o abuelos. Que su aspecto no nos guste no implica que haya que tirarlo para comprar un conglomerado o un contrachapado en una gran superficie que va a durar un par de años», incide Martínez, que cuenta que al principio recibían sobre todo peticiones relacionadas con la restauración de piezas arañadas o sucias, mientras que cada vez más llevan a cabo una renovación estética para darles un aspecto actual. «La tendencia es quitar el barniz y dejar la madera natural, tal como es», detalla la responsable. El negocio de la restauración artesanal de muebles ha entrado en ebullición,postulándose como un revitalizador de la otrora olvidada artesanía.
El reluciente negocio artesanal de la restauración de muebles
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