Uno de los campos de transformación más revolucionarios que ha vivido nuestra sociedad es el de la biotecnología. Desde el desarrollo de terapias personalizadas hasta la creación de nuevas fuentes de proteínas o la producción de cultivos resistentes a condiciones adversas, las posibilidades que ofrece este ámbito son fascinantes. Actualmente, las empresas ‘biotech’ españolas contribuyen con 162.845 empleos, el 0,85% del total del empleo nacional. De ellos, 36.273 son empleos directos, 116.084 son puestos de trabajo indirectos y 10.488 son empleos inducidos. Sin embargo, este mundo de crecientes y enormes oportunidades también está planteando importantes desafíos laborales dentro del sector. AseBio (Asociación Española de Empresas de Biotecnología), entidad que representa a más de 300 compañías, advierte de que sus empresas están encontrando importantes dificultades a la hora de encontrar perfiles profesionales adecuados. Por ello, esta asociación, junto con la Plataforma de Mercados Biotecnológicos, ha elaborado el estudio ‘Perfiles Profesionales en el sector Biotech’ con el fin de identificar estas necesidades concretas y también de evaluar si la formación universitaria en este campo y otros grados de formación relacionados se alinea con las competencias y conocimientos que demanda la actual industria biotecnológica. Las empresas entrevistadas han señalado que, aunque reciben numerosas candidaturas, muchas veces los aspirantes no cumplen con las competencias necesarias para los puestos ofertados. En caso de necesitar perfiles junior, estas empresas pueden seleccionar aquellos que mejor se adapten al puesto, ya que hay mucha oferta. Sin embargo, cuando aumentan los requisitos en cuanto a nivel de estudios, especialización y experiencia laboral, el proceso de selección se complica. Normalmente, se presentan personas con la formación adecuada, pero sin suficiente experiencia laboral, o con amplia experiencia, pero sin el doctorado solicitado en la oferta. «Esto se convierte en un problema particular cuando la oferta de empleo está vinculada a ayudas públicas que solo financian perfiles específicos. En estos casos, a las empresas les resulta más fácil contratar doctores sin experiencia, ya que aquellos con más trayectoria laboral en la industria suelen ser absorbidos por farmacéuticas o CRO (Contract Research Organizations)», explica Tomás Alarcón, coordinador del Grupo de Trabajo de Talento y Diversidad de AseBio y director de RR.HH. de 3PBiovian. En cuanto a los conocimientos específicos en los que las empresas están encontrando una preocupante falta de candidatos destacan la biología computacional , la bioestadística o la ingeniería de proteínas. Además, en el caso de la inteligencia artificial –como sucede en otros muchos sectores–, la demanda supera a la oferta y las compañías pequeñas no pueden satisfacer las expectativas salariales, lo que incrementa aún mucho más la dificultad. El estudio también ha detectado una significativa falta de profesionales con experiencia en la selección y uso de programas de software específicos para biotecnología. «Si bien en el mercado existen perfiles competentes en la búsqueda de bases de datos clínicos y genéticos, es difícil encontrar expertos capaces de generar e implementar herramientas de modelado molecular y en el análisis de biomarcadores o nuevas dianas terapéuticas», explica Tomás Alarcón. Además, el 90% de las empresas participantes en el estudio afirman que han requerido puestos en el área científica o I+D, regulatoria, técnico de laboratorio o para monitorizar ensayos clínicos. Sin embargo, estas mismas compañías alertan sobre la escasez de profesionales con experiencia en genética, ingeniería genética e inmunología. También se ha detectado una elevada carencia de profesionales con conocimientos en legislación y regulación. Por ejemplo, para los puestos de producción, las empresas destacan la falta de candidatos con conocimientos en normativas específicas del ámbito biotecnológico con GMP, GLP, etc. Una de las principales conclusiones del estudio es que existe un desajuste significativo entre la formación proporcionada por las universidades y centros de formación y las competencias y conocimientos demandados por las empresas biotecnológicas. «Aunque los estudiantes poseen una base teórica sólida, carecen de experiencia práctica y conocimientos específicos sobre la industria biotecnológica», afirma Tomás Alarcón. Una conclusión llamativa del estudio es que los docentes consideran que sería beneficioso incluir más asignaturas sobre la industria biotecnológica impartidas por profesionales del sector, así como la necesidad de potenciar la asignatura de ‘Economía y gestión de la empresa biotecnológica’: la demanda laboral ha crecido significativamente en el ámbito de marketing y desarrollo de negocio debido a un entorno cada vez más competitivo: el 78,43% de las empresas encuestadas han necesitado cubrir este tipo de puestos en sus empresas recientemente. Sin embargo, Isabel Bronchalo, CEO de Agrenvec (una empresa biotecnológica privada que produce proteínas recombinantes de alta calidad utilizando plantas como biofactorías), explica las grandes dificultades para cubrir estas posiciones: «Tenemos dificultades para encontrar perfiles que no son estrictamente técnicos (comercial, marketing…), ya que las personas dedicadas a ciencias de la vida no se plantean estas posiciones. La Universidad no es sólo un lugar donde aprendes conceptos técnicos, sino que también te tiene que enseñar a tener curiosidad por el conocimiento. Lo más importante es la actitud, más que la aptitud, porque los conocimientos se pueden aprender, pero es necesario querer aprender. Sería interesante que las universidades contacten a la industria para que vayan a la Universidad y cuenten a los alumnos los diferentes caminos en los que pueden orientarse profesionalmente». De ahí que las empresas del sector muestren una preferencia creciente por los perfiles provenientes de la FP Dual debido a su mayor autonomía y experiencia práctica, obtenida a través de períodos prolongados de prácticas. Sonia Martínez Arca, CEO de Bates Oncology, ahonda en esta idea y afirma que «la facultad te da una base para trabajar en el laboratorio, pero luego tienes que aprender realmente cómo es trabajar en un laboratorio. Los estándares de calidad en una empresa son muy importantes y los estudiantes no vienen con esa formación. A los estudiantes que salen de la Universidad les faltan competencias más transversales como la de conocer el funcionamiento de la empresa ‘biotech’. Aunque estés en un puesto puramente técnico, es importante entender cómo funciona el sector, cuáles son sus prioridades, los tiempos que manejan, calidad, etc.». De ahí que otra de las conclusiones del estudio sea la necesidad de una mayor colaboración entre academia e industria en formación. El estudio de AseBio afirma que hay barreras burocráticas y estructurales que limitan esta cooperación y que las universidades privadas han avanzado más en este aspecto, implementando cursos complementarios y programas de especialización impartidos por profesionales de la industria. Para afrontar los retos del sector, desde AseBio advierten de que las empresas deberían priorizar el fortalecimiento de competencias técnicas y habilidades blandas mediante estrategias de ‘upskilling’ y ‘reskilling ‘. La personalización del aprendizaje y el uso de tecnologías educativas avanzadas, como las plataformas de aprendizaje adaptativo, IA o el empleo de metodologías de aprendizaje activo constituyen herramientas clave que podrían cerrar la brecha de competencias de manera eficiente, promoviendo el desarrollo integral de los profesionales y el crecimiento organizacional. «Las empresas valoran altamente las habilidades blandas como la actitud proactiva, la capacidad de trabajo en equipo y la comunicación efectiva. Sin embargo, se ha identificado una carencia notable en estas competencias entre los graduados recientes, especialmente en comprensión escrita y comunicación oral», dicen desde Asebio. Otro factor que influye en las dificultades a la hora de atraer perfiles es la localización geográfica de algunas empresas: las biotecnológicas situadas lejos de grandes ciudades como Madrid o Barcelona tienen dificultades para atraer talento a otras regiones de España, como Galicia. Estas empresas encuentran éxito contratando a personas que desean regresar a su zona natal, pero les resulta difícil atraer a candidatos de otras provincias debido a la deslocalización, a la escasez de opciones de transporte o a otros factores como las limitaciones salariales en comparación con empresas situadas en ciudades más grandes. Debido a estas circunstancias, las compañías a veces se ven obligadas a modificar sobre la marcha el perfil que buscan, ya que no encuentran el que necesitan en el mercado. Desde la patronal Asebio ofrecen algunas de las claves que permitirían sellar esta brecha de talento: – Revisión y actualización de planes de estudio para incluir más formación práctica, así como conocimientos específicos en áreas emergentes. – Fomento de habilidades blandas en la formación. – Fortalecimiento de la colaboración academia-industria, a través de ‘spin-offs’, doctorados industriales y proyectos de investigación conjuntos. Además, es clave facilitar que profesionales de la industria participen en la docencia. – Ampliación de programas de FP Dual, fomentando su integración con las empresas biotecnológicas. – Desarrollo de competencias específicas clave demandadas por el sector, incluyendo técnicas avanzadas de laboratorio, bioestadística, y gestión de proyectos biotecnológicos. – Incentivos para atraer talento especializado: mejoras salariales, oportunidades de desarrollo, formación continua…
La brecha de talento lastra el despegue del sector biotecnológico
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