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Los desleales que creen que no cuadran las cuentas

Si de algo presume el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, es de ser muy riguroso con los informes y los cálculos. Y por eso le ha sentado tan mal que algunas de las personas que más saben de pensiones en España, como José Antonio Herce, Rafael Domenech o Ángel de la Fuente hayan cuestionado las proyecciones de su Ministerio y aseguren que las reformas planteadas por el Gobierno –la de 2021 y la de 2023– no garantizan la sostenibilidad del sistema, porque incrementarán su déficit. Y además, el Ejecutivo tiene en la Comisión Europea el cómplice perfecto: «hemos trabajado durante muchos meses juntos y las cuentas cuadran», aseguran. De hecho, Escrivá y el propio presidente Sánchez han acusado al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, de ser desleal con España por poner en cuestión la reforma pactada con las autoridades europeas. Y en estas estábamos cuando el pasado viernes la Autoridad Fiscal Independiente (Airef), aquella que presidió el ministro de la Seguridad Social, en su informe sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas, advierte del impacto del envejecimiento de la población y advierte de que las reformas de las pensiones del Gobierno de Sánchez aumentarán 1,1 puntos de PIB el déficit del sistema en 2050 y un punto en 2070. Además, el informe es muy duro con la nueva regla de gasto en pensiones que introduce el Real Decreto 2/2023: «presenta debilidades de diseño como la falta de justificación de los límites cuantitativos escogidos, la ausencia de coherencia en el marco fiscal y las restricciones impuestas a la supervisión independiente de la Airef». En este caso el ministro no desacredita los cálculos, y solo dice que el déficit proyectado por la Airef está recogido en un escenario «inercial, claramente ya superado», por lo que el propio organismo plantea otros escenarios alternativos que, según Escrivá, coinciden más con las previsiones del Gobierno. Algunas diferencias, probablemente, están en el punto de partida. Y es que el Gobierno está convencido de que la economía está mucho mejor de lo que las estadísticas dicen. De hecho, el Ministerio de Nadia Calviño tiene sus propios indicadores de actividad diaria, que utilizan datos como los de afiliación, gasto con tarjeta, movilidad o ingresos fiscales que indican un mejor comportamiento del PIB de lo que apunta el INE. Según estos cálculos el PIB español habría superado ya con creces las cifras previas a la pandemia y, sin embargo, según el Instituto Nacional de Estadística todavía estamos por debajo. Si el Producto Interior Bruto fuera mayor, se reduciría el déficit y la deuda en términos de PIB, que es cómo se mide, y quizás en eso confía el Gobierno, pero de momento las cifras oficiales son las que son. Respecto al visto bueno de la Comisión Europea, que es a lo que se agarra el Ejecutivo para desacreditar el resto de informes, algunos expertos apuntan que la propia reforma incluye mecanismos correctores. Se prevé que la propia Airef, cada tres años, envíe un informe de análisis sobre cómo van evolucionando los ingresos, y si no lo hacen al ritmo previsto, se enviarían al Pacto de Toledo alternativas de aumento de cotizaciones o reducción de gastos. Y la cotización del MEI (el mecanismo para pagar las pensiones de los ‘boomers’) también puede aumentar, según prevé el propio decreto. Mucho me temo, que como concluye la Airef, para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas será necesaria una reforma integral del marco fiscal nacional y otra vuelta de tuerca a la reforma del sistema de pensiones.

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